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El gus que más he querido…


Hoy les contaré una historia, la historia de otro hombre que salvo mi vida, una historia que a muy pocos les he contado. De solo escribir ya quiero ponerme a llorar…


Resulta que alguna vez que tuve cancer hubo un maestro que decidió atenderme, después de que una gran amiga le pidió formulas herbolarias para mi, para ayudarme a mi cancer, al principio se había negado, después de muchos intentos de esta gran amiga, despues de investigarme (haha) decidió atenderme. Comencé con las primeras fórmulas Herbolaria que dios guarde la hora… todo el mundo se queda de nuestras fórmulas, pero esas sabían horrible!!! Recuerdo que cada vez que tomaba una hasta el cuerpo se retorcía del sabor tan amargo y horrible.


La fórmula era equivalente a una quimioterapia, me dejaba muy cansado pero sin efectos adversos. Estaba muy ojeroso, delgado y enfermo. Algunas personas lo notaban, aunque no sabían porque.

Después de infórmame que tenia 3 tipos de cancer y que moriria pronto decidí seguir con mi vida, vivir cada día y solo un día a la vez. La fórmula me dejaba agotado, recuerdo que mi amiga me preguntaba, mi maestro me pregunta cómo estás? Y yo respondía: bien, muy agotado pero bien.


Su maestro le decía:

está en cama no? Ahí tiene que estar. No, no está en cama, está dando un seminario. Un seminario? Cómo? Tiene que estar en cama, la fórmula es muy fuerte para que la aguante. Pues, está dando un seminario. Mmm, increíble. Tu amigo, que hace? Es maestro de meditación, instructor de técnicas cuánticas. Oh, ya entiendo. Que extraño, esa fórmula esta probada por muchos pacientes y todos se quedan meses acostados por lo fuerte de la misma.


Después de varios cambios, increíblemente salí negativo al cancer de pulmón con el dióxido de ya saben, y e cancer de tiroides con las fórmulas Herbolarias.


Pero, yo intuía que su maestro no estaba bien, hablábamos mi amiga y yo y sabíamos que no estaba bien, tenía cancer también, creíamos que si, y después de un tiempo, lo confirmamos.

Al final, intento esperarme, a que estuviera bien. Después de salir negativo y darle la noticia a mi amiga para que se lo diera a su maestro, el mando algo hermoso. Un lechero africano, una planta que apenas tenía una ramita, recuerdo que venía en una maceta pequeña de barro, de forma ovalada, y ahí venía el lechero, chiquitito, pequeño, hermoso! Recuerdo que grite cuando lo recibí, era un regalo del hombre que había salvado mi vida, atesoraría este hermoso lechero africano.

Pero, tienes que comértelo, todos los día!

Que!!!! Jamás! No me comeré a este lechero, nunca, nunca le quitaré una hoja! Mejor me como uno que tengo afuera en el parque jajaja


Y así fue, jamás me he comido una hoja de el.


Después, ese maestro le dijo a mi amiga que me llamaría, que quería pedirme algunas cosas.

Me pregunte: yo? Cómo? A mi? Cómo una persona como yo podría ayudar a un semejante e maestro como el? Que necesitará de mi?


Pasaron varios días hasta que me fui con unos amigos a las trajineras en Xochimilco, y estaba algo entonado del alcohol y así. En esto recibo el mensaje de este maestro:


hola Eduardo, soy el maestro de tu amiga, te escribo para contarte varias cosas.

De ver qué era su mensaje se me bajó toda mi ebriedad, me contó muchas cosas, la razón de porque había aceptado tratarme, muchas cosas personales, de cómo se sentía y de que tenía un Cáncer terminal que era imposible curar ya. Que estaba a horas de partir.


Que me pedía 2 cosas, una, ayudarlo a regresar al silencio, y la segunda es algo que reservaré siempre.


Yo no lo podía creer, nunca habíamos hablado, nunca lo había visto y ahora se estaba despidiendo? No solo eso, quería que lo ayudara a regresar a casa. Me sentía tan triste, salí a un parque a llorar y llorar, el hombre que me había salvado tenía que irse, y no tenía la oportunidad de ayudarlo, de estar ahí, de acompañarlo…


Llego un momento que solo se me ocurrió cantarle, era lo único que podía hacer, honrar su vida, su existencia, su amor hacia mi sin siquiera conocerme, como alguien podía extender su agonía para salvar mi vida, que había hecho para merecer tal cosa? Cómo un maestro de ese tamaño había ayudado a una última persona… a mi.


Le cante todo lo que me sabía, canción mexicana, francesa, alemana, Disney, mis canciones familiares… es la despedida del maestro que salvo mi vida, solo podría decirle gracias, por ayudarme, por salvarme.


Me escribió una mantra, curiosamente era el mantra de la compasión, mi mantra favorito, namo ratna traya…


Al final…

Me dijo: maestro, me pondrán morfina, no no creo tener otro día, acompáñame, le diré a tu maestro que estás bien, le daré un gran beso de tu parte. Nos veremos pronto, te esperaré cuando sea tu momento.


Te veré en el silencio amado maestro, te amare por toda la eternidad. Te veré en la quietud divina, donde el amor sobrepasa a la muerte. Te recordaré siempre.

Protocolo de transmutación energética.


Un 20 de febrero de 2019, me escribieron que había partido.


Me dejo un lechero que es lo único que obtuve de él físicamente. Este lechero es una de mis posesiones más valiosas, lo he cuidado con todas mis fuerzas. Llego de 10 cm y ahora mide más que yo (mido 183 cm) y ha estado conmigo en los momentos más complicados y los más felices.Nunca me lo he comido, es como la presencia de mi maestro en este plano.

Lo veo hermoso y grandioso, así como debió de haber sido su dueño anterior. El lechero se llama gusito, en honor a mi maestro, Gustavo martinez.


Así se llamaba mi maestro, aunque a mi nunca me enseñó Herbolaria, que me quede con las ganas, me enseñó algo más grande. A que siempre busques enseñar tus conocimientos, así el legado perdurará.


Más tarde, en mi cirugía de mi tiroides, estaba ahí, en el astral, cuidándome, tomándo mi mano izquierda todo el tiempo, sonriendo siempre, me decía: tranquilo Eduardo, vas a estar bien, aquí estamos todos contigo. Y ahí lo vi de nuevo, moria de la emoción de verlo otra vez, al hombre que le estaré agradecido siempre.


Mi amado Gustsvo, es un honor haberte conocido. Esperare algunos años más, hasta que nos volvamos a ver, y volvamos a compartir mucho canto, música y consciencia juntos.

Mientras, cuidaré de tu gusito, que me recuerda todos los días lo afortunado que soy, de haber sido atendido por uno de los más grandes.


No he podido cumplir todo lo que prometí, pero se que lo entiendes.


Nos vemos en el silencio maestro! Iré a abrazarte fuertemente.


Y así, la historia de Gustavo Martínez y de mi gusito.


PD. Usted disculpen mi cara haha han sido dias muy pesados.

Talvez este por demás escribir esto, mi objetivo es inspirar, no deseo la admiración de nadie, no me interesa sentirme mas que otros por haber vivió experiencias “más intensas”, solo quiero que si alguien allá afuera siente que los milagros no existen, este texto es para decir si, los milagros existen, pero les ocurren a solo aquellos que creen en Lao milagros.


Los amo, Eduardo.


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