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Admiraba tu capacidad de honrar el presente.

Admiraba siempre tu capacidad de honrar el presente. Mi maestro siempre fue un misterio para muchos, para mi en cambio, que tuve la oportunidad de conocerlo de tantas maneras, para era más que un misterio era complejo, la complejidad para entender a una persona así radica en la simplicidad qué vive. Para mi, punto de vista muy personal, una persona en unidad toma el valor del presente y lo vive totalmente sin nada más que eso. Siempre me parecía tan intenso como el mirada a dios, lo percibía, lo manifestaba, se rendía completamente a todo. Eso no significaba qué no tuviera emociones, por el contrario, las vivía con tanta profundidad, las expresaba solo con aquellas personas que sabía que lo entenderían. Cuando viajábamos lo veía como era un niño pequeño listo para mostrarme sus lugares sagrados, de compartir los momentos y sus experiencias, centrado en la experiencia del ahora, sus ojos no eran suficientes para mostrar tanta alegría de comer una nieve, de ir a la carne en su jugo, a recordar los lugares donde había sido muy feliz.

Supongo que por eso eramos tan afines, los dos eramos como niños disfrutando del presente. Emocionado con las bellezas de lo que significaba estar aquí y disfrutar. En ocasiones, siendo este momento, me acuerdo mucho de el, de sus hermosas enseñanzas qué atesoro en mi corazón y mi alma, recuerdo mucho su voz diciéndome: "solo es ahora Eduardito, solo es ahora". Y así como regreso a autorecordarme qué la belleza esta aquí, solo se requiere poner la intención de querer re descubrir el silencio, la luz del sol, la Calidez de sus rayos, la solidez de la tierra, mirar los ojos de un perro, las intensidades de los colores, la sensación de dolor, felicidad, alegría, cualquier cosa. Y el gozo se hace presente, y a pesar de todas las cosas que aparentemente se miran mal, la vida está aquí y sigue. Y talvez por momentos recuerdes que la famosa iluminación es solo este momento, donde eres consciente de que todo esto que ves y sientes eres tu. Como decía mi maestro: "no hay nada que no seas tu, mi querido Eduardito". Ojalá entendiera os qué cada maestro deja una parte de ellos en nosotros, por eso me encanta honrarlos, recordarlos, yo no podría ser algo sin ellos, sin su paciencia, sin su amor, sin su comprensión y compasión qué es tan verdadera, qué sobrepasa la misma muerte, y me hacen sentir y recordarme qué no se han ido. Y que siempre estarán ahí. Si entiendes esto, nunca volverás a sentirte solo. Todos estamos contigo, como maestros, solo tienes que aprender a poner tu atención en el lugar indicado, y ahí estaremos, susurrandote: "vamos! Llevamos hacia allá, porque no hay lugar al que nosotros no vayamos contigo." Y entonges es aquí y ahora? Solo es ahora.

Eduardo Cuesta.


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